Desde USO hemos hecho patente en múltiples ocasiones nuestra preocupación por el hecho de que la precariedad del empleo que se está creando sea la causa del incremento de la siniestralidad que venimos observando en los últimos años.
En los dos primeros meses de 2017 se han producido 194.744 accidentes laborales (un 3% más que en el mismo periodo de 2016), de los cuales 88.957 han sido accidentes con baja y 105.787, sin baja. Los accidentes con baja han aumentado un 6,2% con respecto al año anterior y los que no han producido baja, en un 0,4%.
Un total de 101 trabajadores han perdido la vida en accidentes de trabajo en jornada o en el trayecto de ir o venir del trabajo en los meses de enero y febrero de 2017, 5 fallecidos menos que en el mismo periodo de 2016.
Es de destacar que en el año 2016 en que se produjeron 555.722 accidentes de trabajo con baja, estos han vuelto a incrementarse con respecto al año anterior, en concreto nos encontramos con un 5,0% más de los ocurridos en 2015.
Del total de accidentes ocurridos en 2016, 480.051 se produjeron durante la jornada laboral y 75.671 fueron accidentes In Itinere. De lo que se deduce que suben un 4,8% en los accidentes en jornada y el 6,2%, los accidentes In Itinere. Es dramático que este incremento sea común a todos los sectores, ya que todos registran un mayor número de accidentes que el año anterior.
La noticia positiva es que en el año 2016 se produjeron 607 accidentes de trabajo mortales, un 3,5% menos de los que ocurrieron en 2015.
Preocupantes índices de incidencia
Según los datos del citado informe, también subieron los accidentes en términos relativos en 2016.
Es decir, lamentablemente a día de hoy ir a trabajar tiene más riesgos que en años anteriores. Desde USO, venimos advirtiendo desde el inicio de la crisis de que la creación de empleo no puede hacerse a costa de la salud de los trabajadores, sin embargo vemos como a partir de las duras reformas del mercado laboral la evolución de estos índices de incidencia es claramente negativa.